Galería
Ilustraciones y fotografías
Principal · Entrar · Lista de álbumes · Últimos archivos · Más vistos · Buscar
Bárbol
Al rato los hobbits oyeron que murmuraba otra vez. Parecía estar contando con los dedos.
-Fangorn, Finglas, Fladrif, ay, ay -suspiró-. El problema es que quedamos tan pocos -dijo volviéndose hacia los hobbits-. Sólo quedan tres de los primeros ents que anduvieron por los bosques antes de la Oscuridad: sólo yo, Fangorn, Finglas y Fladrif, si los llamamos con los nombres élficos; podéis llamarlos también Zarcillo y Corteza, si preferís. Y de nosotros tres, Zarcillo y Corteza no servirán de mucho en este asunto. Zarcillo está cada día más dormido y muy arbóreo, podría decirse. Prefiere pasarse el verano de pie y medio dormido, con las hierbas hasta las rodillas. Un vello de hojas le cubre el cuerpo. Acostumbraba despertar en invierno, pero últimamente se ha sentido demasiado soñoliento para caminar mucho. Corteza vive en las faldas de las montañas al este de Isengard. Allí es donde ha habido más dificultades. Los orcos lo lastimaron y muchos de los suyos y de los árboles que apacentaba han sido asesinados y destruidos. Ha subido a los lugares altos, entre los abedules que él prefiere, y no descenderá. Sin embargo, me atrevo a decir que yo podría juntar un grupo bastante considerable de la gente más joven... si consigo que entiendan en qué aprieto nos encontramos ahora; si consigo despertarlos: no somos gente apresurada. ¡Qué lástima que seamos tan pocos!