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Inicio > El Hobbit

La Puerta Principal

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No se atrevieron a seguir el río mucho más lejos hacia la Puerta; pero dejaron atrás el extremo de la estribación sur, y ocultándose detrás de una roca, buscaron y vieron la sombría abertura cavernosa en la pared de un risco elevado, entre los brazos de la Montaña. Las aguas del Río Rápido se precipitaban fuera, junto con un vapor y un humo negro. Nada se movía en el yermo aparte del vapor y el agua, y de cuando en cuando un grajo negro y ominoso. El único sonido era el del agua entre las rocas, y a veces el áspero graznido de un pájaro. Balin se estremeció.

—¡Volvamos! —dijo—. ¡Aquí no hacemos nada bueno! Y no me gustan esos
pájaros negras, parecen espías del mal.
—El dragón vive todavía, y está ahora en los salones bajo la Montaña, o eso supongo por el humo —dijo el hobbit.
—No es una prueba —dijo Balin—, aunque no dudo que estés en lo cierto. Pero pudo haber salido por un rato, o encontrarse de guardia en la ladera de la montaña, y aun así no me sorprendería que humos y vapores salieran por las puerta; ese vaho fétido llena sin duda todas las salas interiores.